Ayer día catorce de Junio se presentó en el CCCB de Barcelona el Informe Frontera sur, realizado por las organizaciones Iridia, Fotomovimiento, Novact y el Ayuntamiento de Barcelona. En una sala llena de gente, hablaron personas refugiadas de Costa de Marfil y Senegal, que habían hecho el camino desde sus países para llegar a Europa, pasando hambre, vejaciones y siendo maltratados por las mafias para llegar a la querida Europa, habiendo dejado por el camino a padres, hermanos y familia. Dejándose la vida en la travesía, `arriesgando la vida para salvarse la vida´. Si tienen la suerte de que no les capten las mafias de trata en su viaje y no las hacen trabajar para ellos cuando llegan a Europa. Los que han tenido más suerte y han conseguido llegar a las fronteras se encuentran en una situación de indefensión total, el país fronterizo no los quiere, no tienen papeles, no pueden trabajar, lo único que les queda es pagar para que los pasen en un bote neumático a Europa. En el caso de los que entran por Marruecos no les queda otra que saltar una valla que tiene seis metros de altura con unas concertinas made in Spain que ya las quisiera yo para afeitarme cada día. Lo que les espera después del `salto´ es la Guardia Civil que les espera para proceder a una `devolución en caliente´, incumpliendo así, todos los tratados internacionales. Los que consiguen saltar son ingresados en el CIE y repatriados en cuanto surge la oportunidad. Otra cosa son los que consiguen llegar a España. Ya en tierra firme, después de pasar por las penurias del viaje desde su tierra, el miedo de la patera sin saber si vas a morir esa noche o vas a llegar… Cuando llegas te encuentras que no tienes papeles, que para tener papeles tienes que trabajar. Y así, entramos en el bucle de la desesperación. Europa es muy grande, muy libre, y muy ruin.
Texto y Fotos: Manuel Roldán