Este mediodía nos encontramos con esas Fronteras que se trasladan a la Pl Catalunya, Barceloneta o Ramblas cuando las redadas racistas policiales dejan, como en este caso un Mantero inconsciente por un golpe, una batida en las escaleras del metro o una paliza durante un decomiso.
Este compañero permaneció boca abajo 20′ hasta que llegó la ambulancia.
Un compañero médico me cuenta que no haberlo girado pudo ser una omisión de auxilio, ya que un espasmo podría haberle obstruido la respiración.
El calor, el ayuno por Ramadan de muchos de nuestros compañeros no le produce ninguna empatía a la G.U.
Al parecer del Ajuntament, la versión oficial no le produce dudas, «que se trató de una caída más» o como en otros casos, un raspón de rodilla por trastabillarse con una porra.
Las mismas argumentaciones que escuchamos de la Guardia Civil cuando caen migrantes de las vallas o se topan con balas de goma al intentar alcanzar la costa. Y entonces los ayuntamientos del cambio se llevan las manos a la cabeza y prometen recibir con los brazos abiertos al Buque Acquarius, para que cuando no alcancen a solicitar asilo o su regularidad sobrevenida los devuelva a la manta para sobrevivir , apalizarlos o resolver con 40 planes de regularización para sacar pecho y decir lo mucho que están haciendo.
Rabia mucha rabia, sabemos que esto es racismo puro y duro.
Texto: Victoria Columba.
Fotos: Pedro Mata.