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En nuestro primer día en la isla de Lesbos no faltan las emociones.
Nos adentramos entre los bosques de olivos de esta preciosa isla mediterránea para descubrir el mar, al fondo se divisan las tierras de Turquía y nos parece ver una embarcación que se acerca. Al llegar a la costa, descubrimos los campamentos de los voluntarios que atienden a las personas que llegan en los botes, nos dicen que están viniendo unas 20 barcas desde Turquía y de pronto comienzan a llegar una tras otra.2015_11_14_Moni_02
Mientras se acercan, los voluntarios les hacen señales para indicarles donde deben atracar, las personas agolpadas en la embarcación saludan, alegres por llegar a la costa europea, pero exhaustas. Una vez la barca toma tierra los voluntarios se acercan y comienzan a rescatar a la gente, primero los niños, que lloran asustados, mojados, sin llegar a darse cuenta de lo que les está sucediendo. Una mujer se desvanece víctima de un ataque de ansiedad, otra, emocionada por la llegada después de su tercer intento, rompe a llorar mientras se abraza a una de las voluntarias, no hace falta saber idiomas para entender los gestos de agradecimiento. No faltan manos de voluntarios que tras llevar a las personas a tierra y darles muestras de cariño, traen mantas térmicas, ropa seca y comida caliente…, como siempre voluntarios, gente que de forma altruista viene a ayudar en todo lo que puede.

Más tarde nos acercamos al campo de refugiados que se encuentra a unos pocos kilómetros de esta zona, donde no cesa el flujo de personas que se van agolpando a la entrada. Junto a unos compañeros voluntarios conseguimos introducirnos, pero inmediatamente después de sacar la cámara no nos dejan hacer fotos y nos echan, aunque podemos llegar a tomar alguna fotografía.

Volvemos a la costa y cuando parece que todo ha terminado y por fin llega la calma, se acerca otra embarcación, y luego otra, y otra, y otra más…

Texto: Rober Astorgano
Fotografías: Moni, Manu y Rober Astorgano