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Barcelona, 6 de enero de 2014.- Durante la noche de reyes se cumplieron 3 meses de la muerte de Juan Andrés Benítez, un vecino del Raval, tras ser reducido de manera violenta a golpes de puño y rodillazos por una decena de policías de la comisaría de Ciutat Vella.
En la calle Aurora, donde ahora los murales pintados cuentan lo que a diario viven los vecinos del Raval, amigos de Juan Andrés de manera íntima y silenciosa, con apenas unas velas y una respiración contenida por el llanto que se ahogaba en el pecho de los presentes, se recordó a la víctima que allí dejara su vida. Se hizo un muy sentido reclamo de justicia, para que nunca más seamos testigos de un atropello semejante por parte de las instituciones que deberían estar en las calles para protegernos y no para darnos muerte.
Es imposible transmitir con palabras lo que sentimos quienes participamos. No hubo discursos retóricos, sólo silencio. La presencia de Ester Quintana, víctima de la violencia policial con balas de goma, que perdiera su ojo durante la huelga del 14N, parecía ponerle ese manto de paz y serenidad al momento que compartíamos. Era sin lugar a dudas una despedida desde otro lugar. Un anhelo de justicia, como un ruego en el alma.
La noche se había vaciado de gente, las calles del Raval respiraban diferente. Diferente al medio día en que se pintó el mural, en que en honor a Juan Andrés, el grupo de Teatre Indignats de Barcelona filmaba un vídeo en tono de parodia, «El Raval está en venda», que muestra claramente los motivos por los que la policía realiza una limpieza étnica en el barrio. Ese día el ambiente también era especial, pero había sonrisas, colores, ilusión y otra energía.
Horas antes, muy cerca del barrio, el alcalde Trías tiraba caramelos desde la cabalgata de reyes a los ciudadanos que idolatran a unos reyes de Oriente que hoy serían incapaces de traerles caramelos a los niños porque quedarían destrozados por una vallas de cuchillas, o estarían en un CIE esperando ser deportados.
Si no hubiera sido tan mágico el sentimiento de la gente que rodeaba a Juan Andrés, lo que pinta de algún modo la persona que fue, el sentimiento de esta ceremonia hubiera sido de rabia y violencia, por saber que quienes fueron imputados por su muerte hoy han vuelto a trabajar en otras comisarías, ya no en el barrio, claro está, pero con todo el respaldo de una Conselleria de Interior que se esfuerza en dar todo su apoyo a policías que no están preparados para ir armados por las calles. Porque basta ver las imágenes grabadas, que valientemente aportaron los vecinos del barrio del Raval, imágenes que debería hacerles, al menos, reflexionar sobre su actuación deplorable y cobarde.
El día 17 de enero se sabrá si el Juzgado nº 20 de Barcelona lleva a juicio a estos agentes. O si seguirán gozando de impunidad. Como en tantos otros casos, sin ir mas lejos el asesinato de Pedro Álvarez que lleva 21 años esperando Justicia.
La lucha encarada por los amigos de Juan Andrés Benítez merece ser recalcada porque el amor que la mueve la hace invencible, porque son capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia. Hay cosas contra las que ninguna Institución, por más corrupta y violenta que sea, podrá ganar.
Alguien decía «Hay que endurecerse, sin perder la ternura jamás». Justicia para Juan Andrés Benítez y para todas las víctimas de la violencia policial.
Fotografías: Pedro Mata Texto: Victoria Columba