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2012. Un año que acaba mucho peor de lo que empezó. Para (casi) todos. El 20 de noviembre Mariano Rajoy cumplió un año en la presidencia del gobierno español. Y lo que empezó Zapatero al frente del ejecutivo socialista lo han continuado los populares. Y muchas administraciones autonómicas, por no decir todas.
2012. El año de los grandes recortes. El estado del bienestar está en peligro de muerte, se va a acabar el café para todos. España debe cumplir con el objetivo del déficit, y es necesario que todos nos apretemos el cinturón, que rememos juntos, que hagamos grandes esfuerzos. La austeridad debe pasar a ser el leitmotiv de nuestras vidas, solo con ella conseguiremos entrar en la senda del crecimiento. O eso es de lo que tratan de convencernos en cada comparecencia los que ahora ocupan la Moncloa. Ya el 28 de enero en Catalunya se convocaron manifestaciones que bajo el lema “Aturem les retallades. No a la dictadura financiera” (Paremos los recortes. No a la dictadura financiera) recorrieron las principales avenidas de las cuatro capitales catalanas.
Y el 19 de julio la llamada a volver a salir a la calle, por parte de los dos grandes sindicatos, fue a nivel estatal: hubo convocatorias en más de 70 puntos en toda España. En agosto, el Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT) convocó la Marcha Obrera en defensa de los derechos laborales de los obreros. El recorrido salía de Jaén para llegar a la capital andaluza pasando por diferentes localidades de Córdoba, Cádiz y Granada, con Juan Manuel Sánchez Gordillo — diputado de IULV-CA y alcalde de Marinaleda (Sevilla)— y Diego Cañamero —portavoz del SAT— al frente de la misma. Gordillo protagonizó diferentes episodios que acabaron en altercados con la policía —ocupaciones de bancos, el asalto a un supermercado, ocupaciones de fincas— durante esta marcha, en los que hubo
11 detenidos. El mismo alcalde de Marinelada tuvo que sentarse en el banquillo por estos hechos y por su implicación en un piquete informativo durante la jornada de huelga general del 29 de marzo. La Marcha era una reivindicación del derecho de los ciudadanos a tener un trabajo digno, algo que desde el gobierno central se estaba olvidando. En palabras de Gordillo y Cañamero, «hay momentos en la Historia en los que la rebeldía es imprescindible, porque la sumisión es complicidad»
2012. Otro año en el que la inmensa minoría ha seguido creciendo para decir basta de recortes. Cada vez son más los que comprenden que es necesario tomar partido para defender unos derechos por los que ya se luchó. Y que hoy quieren volver a robarnos. El
15 de mayo de 2011 ocurrió algo, el despertar de la ciudadanía, la necesidad de compartir la indignación. Este año ha sido también el de la celebración del aniversario del 15M, bajo las críticas de muchos pero con el ganado reconocimiento de lo que eso ha supuesto: una revitalización de la necesidad de unión y un foro intangible del que han surgido buenas ideas y grandes conexiones personales. También ha favorecido que muchos pueblos y ciudades hayan sido tomados por ciudadanos que han alzado su voz para reivindicar, para reclamar, para denunciar. Pancartas, camisetas, carteles, chapas, caras pintadas, bocas repletas de quejas y corazones hinchados de rabia. Jamás los telediarios, los boletines informativos, las portadas de la prensa habían dedicado tanto espacio a los ciudadanos como en estos últimos dos meses. El ataque a los derechos más elementales de la población ha sido despiadado. Y no acabará aquí, las previsiones para el año que entra no son buenas para nada. Una de esas previsiones es la que ya han anunciado: la subida del transporte público. Otra vez. El pasado mes de febrero ya hubo una protesta en la estación de metro y ferrocarriles de Plaça Catalunya de Barcelona y en la de Sol de Madrid. Bajo el lema Yo no pago, los concentrados accedieron
a los trenes sin pagar el billete, e invitaron a otros usuarios a hacer lo mismo al grito de “Este billete lo paga Urdangarín” o “Que pague Millet”. El aumento de la tarifa tiene consecuencias que muchos no quieren ver: son muchos los parados que no podrán acceder a este servicio público, ni tan siquiera para seguir buscando el tan ansiado puesto de trabajo…
2012. Dos han sido las huelgas generales que hemos vivido este año. La primera fue el 29 de mayo, la segunda hace apenas unas semanas, el 14 de noviembre. Ambas con el fin principal de frenar la reforma laboral, esa que debía bajar la cifra de desempleo y que ha conseguido que haya casi seis millones de parados en el mes de noviembre: uno de cada cuatro trabajadores en España no tiene trabajo; más de tres millones de personas llevan más de un año en esta situación; ya hay más de un millón setecientos mil hogares con todos sus miembros en paro. Esto implica un aumento del número de personas que viven por debajo del umbral de la pobreza, también hace crecer la pobreza infantil: más de dos millones de niños viven por debajo de ese umbral. Hubo una participación especial en la jornada del día 14: la de los trabajadores de Telefónica, que cubrieron sus cabezas con unos sacos en los que podía leerse SÍ, SOY RENTABLE y formaron silenciosamente en medio de Paral·lel. Era una acción más dentro de una lucha por la readmisión de Marcos Andrés, trabajador de la compañía, que había sido despedido de forma improcedente en febrero de 2011 por varias bajas médicas justificadas: en la carta de despido la empresa le comunicaba que no era rentable. Telefónica se acogía a la reforma laboral que acababa de aprobar el gobierno de Zapatero, en concreto al artículo 52.1 del estatuto de los trabajadores. Manifestaciones, ocupaciones, concentraciones, flashmobs como el del día de la huelga, jornadas en las que se organizaron diferentes actividades: incluso una huelga de hambre secundada por el propio Marcos y otros cuatro compañeros, que duró 23 días. Con todo ello se logró romper el silencio mediático que envolvía esta situación, lo cual fue un logro muy importante. Pero volvamos al 29M y el 14N. Ambas huelgas generales tuvieron una asistencia masiva por parte de la ciudadanía, sobre todo en las convocatorias de las manifestaciones convocadas por la tarde en diferentes ciudades de la geografía española. En ambas hubo disturbios y fuertes represiones policiales. Los responsables de Interior de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, y de Catalunya, Felip Puig, desplegaron todos sus medios para reprimir una protesta legal, constitucional, pero que tanto molestaba. Los cuerpos policiales utilizaron sus porras y escopetas en ambas ocasiones. Sin mesura. Tan salvajemente que en Barcelona tenemos desde la segunda convocatoria una nueva víctima, Ester Quintana, por la pérdida de ojo por impacto de bala de goma. Y ya son ocho las personas que han perdido uno de sus ojos en Catalunya por el uso de estos proyectiles. Que por otro lado están prohibidos. No solo han sido ojos, también huesos fracturados, órganos vitales gravemente dañados, conmociones… Las plataformas Ojo con tu ojo y Stop bales de goma son dos de las que vuelcan sus esfuerzos para que se termine con el uso de estos proyectiles.
2012 ha sido un año de cifras, números que han dejado de ser fríos dígitos para pasar a ser nombres y apellidos. 526 desahucios al día. Esa es la cifra en la que nos situamos en el segundo semestre de este año. Una realidad que en los casos más extremos ha terminado con los suicidios de algunos de los afectados. Y digo suicidios por influencia de esa neolengua a la que nos quieren amoldar. Porque en realidad son genocidios financieros. En algunas ocasiones ha habido suerte y el desahucio ha podido pararse. Pero son parches temporales, porque los bancos continúan con su labor de aumentar su parque inmobiliario para continuar
haciendo negocio. Y no solamente buscan sus beneficios dejando a familias en la calle por falta de pago: las participaciones preferentes fueron el producto estrella con el que estafaron a miles de ahorradores. La venta de los llamados ‘papelines’ empezó con el anterior ejecutivo, es cierto, pero el nuevo, a pesar de señalarlo, ha hecho la vista gorda a esta estafa, cuando los casos de personas que querían recuperar su dinero y no podían ha ido creciendo: nadie es capaz de dar una cifra exacta de cuántos pueden ser los afectados, teniendo en cuenta que se están interponiendo demandas tanto particulares como colectivas. Además que las entidades que vendieron estos productos son bancos, cajas y empresas como Telefónica o Repsol. En Barcelona, y desde el 15 de mayo, numerosas personas se concentraban bajo los edificios que La Caixa tiene en avenida Diagonal, armados con cacerolas, para denunciar tanto la estafa de las preferentes, como la sangría de los desahucios y su política de inversiones y créditos. La información sobre esta protesta se silenció en una inmensa mayoría de medios; más tarde supimos que era debido a las amenazas que recibieron de La Caixa en cuanto a retirar la publicidad de sus espacios. Amenazas a las que dócilmente sucumbieron. Fueron las redes sociales las que hicieron la mayor difusión de la que se conoce como operación Occupy Mordor, eufemismo con el que los convocantes rebautizaron a las dos torres negras de la caja.
Ya he oído varias veces durante los últimos meses que escuelas y universidades deberían dar una formación financiera a los alumnos. Mala idea cuando la educación está siendo otra de las grandes víctimas de los durísimos recortes. En el mes de febrero estalló una primavera estudiantil en Valencia que se extendió por otras ciudades españolas: Madrid, Barcelona, Sevilla, Zaragoza… Estudiantes y trabajadores se pusieron en pie de guerra de forma pacífica tomando las calles de muchas ciudades. Hubo cargas policiales y detenidos —entre los que se encontraban menores—. Y las manifestaciones en defensa de la educación pública han
continuado. El 3 de mayo volvió a convocarse en Barcelona. Y el 22 del mismo mes hubo una gran convocatoria a nivel estatal por parte de sindicatos y plataformas; en total, fueron 14 las comunidades autónomas las que se sumaron a esta jornada de reivindicación.
Las protestas de los afectados han continuado a lo largo de estos meses. Probablemente se redoblen cuando eleven a ley el último borrador que ha presentado el ministro Wert al respecto, la ley Orgánica para la Mejora de la Calidad de la Educación (LOMCE): un manual de instrucciones para destruir la educación pública y transformar el derecho a la enseñanza en un privilegio de las minoritarias elites adineradas. Esas mismas elites que vieron con buenos ojos que el magnate Sheldon Adelson barajara la posibilidad de construir su isla del juego Eurovegas en España.
Las ciudades elegidas fueron Madrid y Barcelona. Durante varios meses los presidentes de ambas comunidades mantuvieron intensas negociaciones con el empresario; finalmente el proyecto se va a la capital. Pero la oposición ciudadana se hizo oír con claridad en ambas localidades: surgieron las plataformas Eurovegas No y Aturem Eurovegas; a día de hoy la segunda ha centrado sus esfuerzos en la preservación del Delta del Llobregat. La primera sigue trabajando en la oposición del proyecto: en contra de los miles de puestos de trabajo prometidos por Adelson, lo que el complejo traerá es un limbo legal dentro de sus fronteras, una modificación de la ley en la que Adelson será agraciado con importantes rebajas de impuestos, el perdón de faltas graves de sus empleados, la capacidad de dar crédito a los clientes…
2012 también ha sido el año de los incendios. Y no hablo en sentido figurado. Este año han sido 165.000 las hectáreas que han ardido. La Comunidad Valenciana es la que más zona ha perdido por las llamas. Pero los fuegos se extendieron por Galicia, Aragón, Asturias, Castilla y León, Extremadura, Andalucía, Canarias, Murcia, Madrid, Castilla-La Mancha y Catalunya. A eso hay que sumar el número de víctimas mortales. Porque las hubo. Todos llamaron a la responsabilidad, esa que ellos no tuvieron cuando aplicaron los recortes a los diferentes cuerpos de bomberos. “Por colillas mal apagadas”, pudimos oír en Catalunya que dijo el conseller de Interior, Felip Puig. Ya en el mes de febrero, el Parlament fue escenario de una rueda de prensa convocada por los bomberos en la que advertían de la gravedad que suponía los importantes recortes en sus presupuestos, a lo que se sumaba la aplicación de las leyes Ómnibus (que abrían la veda al paso de todo tipo de vehículos por los bosques catalanes). Cuatro personas murieron en los dos incendios del Alt Empordà —Port Bou y La Jonquera— durante la última semana del mes de julio. En el posterior informe que hizo el Grupo de Apoyo de Actuaciones Forestales (GRAF) quedan patentes las graves irregularidades y deficiencias que hubo a la hora de controlar aquellos fuegos. Estos despropósitos se olvidaron apenas un mes después, cuando un millón y medio de personas salieron a las calles de Barcelona a celebrar una Diada que Nuria Gispert, presidenta del Parlament, definió como histórica. El Presidente de la Generalitat, Artur Mas, hacía días que había adoptado un discurso de reafirmación nacional, de voluntad de afirmación patriótica, en sus negociaciones con el gobierno central para llegar a un acuerdo sobre el pacto fiscal. Tras las reiteradas negativas de Rajoy, el President aseguró que el camino de Catalunya hacia la libertad está abierto, y pidió a los catalanes que refrendaran ese deseo en las urnas dándole una mayoría absoluta. No la obtuvo…
2012. Un año en el que parte de la ciudadanía ha empezado a reclamar una verdadera soberanía del pueblo, una mayor implicación de todas las personas en la política, una actuación real de la iniciativa popular, una devolución de la democracia. Surgió así Rodea el
Congreso, una propuesta que en la jornada del 25 de septiembre tuvo un seguimiento masivo en Madrid. Por supuesto, la acción fue tomada como un ataque por parte de la responsable de Interior en Madrid y tanto el Congreso como los alrededores del mismo fueron blindados con vallas. También se desplegó un contingente de 1.400 policías. Además de los que no iban vestidos de uniforme: el grito ¡Que soy compañero, coño! ha sido uno de los más repetidos en todas las concentraciones y manifestaciones que han tenido lugar después de aquel día.
Apenas un mes después, el 13 de octubre, las calles de muchas ciudades, no solo de España, volvieron a llenarse para hacer mucho ruido: GlobalNoise, una gran cacerolada global, «una idea común que agrupa a todos los eventos #globalNOISE [para] focalizar en las elites políticas y económicas que son responsables del destrozo que están sufriendo nuestras comunidades y el planeta, haciendo resonancia en la ola de protestas antiausteridad que suceden en Europa y en el Mundo». No debemos no pagamos fue el lema de las diferentes marchas que recorrieron muchas ciudades de España.
Cerramos el año 2012. El fin de semana del 14 al 16 de diciembre tuvieron lugar en Barcelona unas jornadas de formación, reflexión y acción sobre los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE’s) en el Centro de Estudios sobre Movimientos Sociales de la Universitat Pompeu Fabra. Fueron tres jornadas de charlas, debates, mesas redondas y talleres, en los que contaron con invitados como Jordi Mir, miembro de la Cátedra UNESCO de Estudios Interculturales; Cristina Fernández, miembro de L’Observatori del Sistema Penal i els Drets Humans (OSPDH); Gabriele del Grande, fundador del observatorio sobre las víctimas de las
fronteras Fortress Europe o Stefania Donzelli, miembro del colectivo Le Venticinqueundici, entre muchos otros. Ese sábado por la tarde, y dentro del programa de las jornadas, tuvo lugar una manifestación que salía de Plaza España para acabar en el CIE de la Zona Franca. Bajo el lema Rodea el CIE, unas 500 personas, cargadas con pancartas, fotografías y antorchas marcharon a las puertas del centro, donde se leyeron manifiestos y se recordó a los dos inmigrantes africanos que murieron en 2011 cuando estaban presos en el recinto por falta de asistencia médica. Por falta de sanidad. Otro de los caballos de batalla de este año 2012: el ataque a la sanidad pública. En Catalunya hace ya muchos meses que la palabra privatización pende sobre algunos hospitales. Como en otras utonomías: los sanitarios llevan en pie de guerra muchos meses, y han sido muchas mareas blancas las que han teñido las calles con su color. En el Hospital de Sant Pau, en Barcelona, decidieron cambiar de estrategia: el 29 de noviembre iniciaron un encierro en el hall de la entrada principal. Una treintena de tiendas de campaña están repartidas por ese mismo espacio, y cada noche desde el primer día trabajadores, usuarios y personas que les apoyan duermen en ellas: hay encerrados durante las 24 horas del día. Y no solamente en Sant Pau, los encierros se han extendido a otros hospitales catalanes: Bellvitge, Clínic, Taulí, Terrassa, Broggi… Todos defienden lo mismo: una sanidad pública, digna, de calidad y universal. Algo que los recortes están poniendo muy difícil, y que afectan no solo a los usuarios: también a los profesionales.
Feliz 2013 y próspera rEvolución
Texto de Moni Solanas
Reportaje fotografico del equipo de Fotomovimiento