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Ayer se cumplieron veinticinco días de encierro indefinido de los trabajadores del Hospital de Sant Pau. 25 jornadas en las que, apoyados por la mayoría del Comité de Empresa, están haciendo visible de qué manera afectan, también a ellos, los recortes que el gobierno de CiU, de la mano del conseller Boí Ruiz, está aplicando.
Desde que empezó el encierro, entre treinta y cuarenta personas pasan la noche en las 32 tiendas de campaña que se reparten por distintos puntos de la entrada principal del hospital, en la calle Sant Quintí. No solamente las ocupan trabajadores del centro: hay personas, como Ana, que no es ni paciente ni trabajadora, que se adhieren a sus reivindicaciones y deciden quedarse: «Noche Buena, Navidad, San Esteban y San lo que sea. Estos días dormiré aquí»
Son muchas las personas que en estos 28 días se han acercado a mostrar su apoyo a los trabajadores de Sant Pau. Una vez se accede al hall puede verse una gran pancarta que invita a todos a firmar el manifiesto que han publicado en defensa de la sanidad —también puede hacerse a través de su blog, santpauenlluita.wordpress.com—. Anoche, el número de firmas recogidas rondaba las quince mil. 15.000 personas que entienden que sumarse a las reivindicaciones por un objetivo común es necesario, cada vez más. Porque los recortes en materia sanitaria nos afectan a todos, usuarios y trabajadores.
En Sant Pau cuentan con 84 camas menos, lo que conlleva la saturación del servicio de urgencias; altas precipitadas que en muchas ocasiones acaban en reingresos; también el incremento en las listas de espera. Además se ven afectados aquellos pacientes que deben recoger medicaciones especiales, ya que la farmacia hospitalaria también ha sufrido una merma en su servicio. Reducciones en prótesis y catéteres; pérdida de once días laborables al año de las consultas externas; descenso de la actividad en radioterapia, radiología, medicina nuclear y hemodinámica; cierre de quirófanos en el horario de tarde, lo que representa tres sesiones quirúrgicas menos al día…
A eso hay que añadir cómo afecta el recorte al personal sanitario, que empezó el mes de junio del año 2010: sus derechos laborales se han visto escandalosamente vulnerados. La nueva gerencia del Hospital, que se incorporó el pasado verano con Xavier Corbella al frente de la misma, ha continuado con la violación de esos derechos recogidos en el convenio laboral. Ha desaparecido el fondo social, destinado a ayudar a trabajadores con problemas especiales; también el complemento de comedor, triplicando el precio del mismo; ya no cuentan con la subvención para guardería; quien ha permanecido de baja por enfermedad no ha recibido el complemento salarial; recorte del salario, ya que este año no percibirán la paga extra de Navidad. En una de las muchas pancartas que cuelgan de las paredes puede leerse “Contra los despidos injustificados de compañeros”: cuatro trabajadores han sido despedidos, por decisión de la dirección de Enfermería, cuando todos ellos tenían un contrato fijo. Tampoco les han explicado los motivos de esta decisión.
El próximo 2 de enero está convocada una reunión con los diferentes comités de empresa de varios hospitales —el Clínic, el Dos de Maig, el Vall d’Hebron,, el de Terrassa, el Taulí de Sabadell, el Germans Trias I Pujol (can Ruti) de Badalona, el Creu Roja de Terrassa, el Hospital de Mataró, el Dr. Josep Trueta de Girona, el Santa Maria de Lleida, entre otros—, que se celebrará en el mismo Sant Pau, para elaborar un calendario de acciones conjuntas y ver de qué manera van a coordinarlas.
Una enorme bandera cuadrada, en la que hay dibujados la ya conocida tijera abierta dentro del círculo rojo con la barra transversal, hondea —cuando el viento decide soplar— en el mástil de la entrada. Los muros de la calle, incluso algunos árboles de la acera, se encuentran repletos de carteles reivindicativos apoyando el encierro del personal sanitario del hospital. También hay otros que invitan a vecinos, usuarios y visitantes a apoyar esta lucha. De hecho, en muchos balcones de los edificios colindantes pueden verse grandes pancartas, gritos mudos reclamando un derecho vital: una sanidad pública, digna, de calidad y universal.
Texto de Moni Solanas
Reportaje de Moni