Querida madre,
Ya estoy en París. El viaje no ha sido fácil pero por fin he llegado. La gente en Europa me trata bien y ya he encontrado una casa donde vivir. Estoy a la espera de que me den los papeles y pienso que en breve podré empezar a trabajar y mandaros dinero. He visitado la ciudad y es preciosa, la Torre Eiffel es muy grande y por las noches se ilumina tanto que se puede ver desde muy lejos. A ti te gustaría mucho! En París he conocido a otros chicos que también se ha marchado de nuestro país y algunas noches quedamos para comer juntos y pasar el rato. Os echo mucho de menos pero no os preocupéis por mí, aquí pienso que podré ser feliz y empezar una nueva vida. Como estáis vosotros? Espero que muy bien. Dale muchos recuerdos a papá y a mis hermanos y hermanas. Un abrazo desde París.
PD- Alrededor de 150 chicos de nacionalidad afgana, viven debajo de los puentes de Saint Martin en París. Llevan una media de dos años viajando de Afganistán a Irán, de allí a Turquía, y pasando después por diversos puntos europeos. Cruzar cada una de las fronteras ha sido un periplo, especialmente el tramo de Serbia a Croacia, donde la violencia policial es continua, y los jóvenes se ven obligados a jugarse la vida y a pasar escondidos debajo de un camión durante dos o tres días, sin comida y agua.
A su llegada a París y a la espera de que el gobierno francés les ofrezca un sitio donde dormir, todos ellos se ven obligados a malvivir en las calles o bajo un puente en una tienda, en una media de espera de 2 a 4 meses. Sin agua, comida, duchas, atención médica, ni ropa, y con solo unos pocos voluntarios que ayudan pero no de manera continuada.
El frío invernal y la humedad son terribles, llegando a temperaturas de
– 10 grados algunas noches, lo que les obliga a calentarse con hogueras hechas de plásticos, maderas o material que recogen de los contenedores. El espacio además está lleno de ratas, lo que hace que la situación, sea si cabe, aún más insalubre.
Debajo de este puente, nos hemos encontrado con chicos a los que habíamos conocido el pasado verano en Serbia, como Kaku y Athal, que tenían su última esperanza en Francia, y que ahora se encuentran en una situación igual o peor que el resto del camino.
Esta carta es un resumen de lo que muchos chicos que viven bajo el puente de Saint Martin cuentan a sus familias. La mayoría de ellas, no saben la situación en la que se encuentran sus hijos. Algunos de estos chicos se fueron de casa con 14, 15 o 16 años y han llegado a París después de dos años, caminando y jugándose la vida para cruzar las fronteras europeas.
Fotos: Xavi Ariza, Manu, Mòni