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Barcelona, 11 de enero de 2014.- Cuando algo no se hace bien tiende a ser ocultado por quien lo hace. Eso es lo que se ha hecho con el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de la Zona Franca de Barcelona. Ya hubo un CIE anterior a este; se creó en 1985, en el barrio de la Verneda. Pero se quedó pequeño. Y en el año 2006 construyeron uno mayor en la Zona Franca. Allí, fuera de las miradas de los ciudadanos, los internos pueden sufrir todo tipo de insultos, vejaciones y malos tratos tanto físicos como psicológicos, incluso la muerte. Vulneraciones de derechos humanos de los que solo unos pocos ciudadanos son conscientes.

Ayer por la mañana, un grupo de parlamentarios pudieron acceder al centro porque mintieron: dijeron que eran familiares de algunos de los internos para que les permitiesen la entrada. En la rueda de prensa posterior, recordaron a los medios que asistieron a la convocatoria que esta tarde iba a tener lugar una manifestación exigiendo el cierre de estos centros.

Y así es exactamente como ha sucedido. Ante la atenta mirada de miembros de la Policía Nacional y del cuerpo de antidisturbios de los Mossos d’Esquadra, poco menos de un millar de personas han llegado caminando hasta la puerta del CIE. Cargados con antorchas, con pancartas que muestran los rostros y las historias de los desaparecidos en virtud de la sanguinaria Ley de Extranjería que rige en España, han avanzado por la solitaria calle en la que se encuentra este guantánamo. Lejos de las miradas de todos. En la periferia de una ciudad que cada vez más es un parque temático para turistas con dinero y papeles.

Desde su apertura en 2006, se tiene constancia de la muerte de tres personas en su interior: en 2010 Mohamed Abagui, que solo tenía 22 años, apareció suicidado en una celda de aislamiento; en enero de 2012, Idrissa Diallo fallecía por una insuficiencia cardíaca tras haber pedido repetidamente asistencia sanitaria; en diciembre de 2013, Alik Manukyan apareció muerto en las mismas circunstancias que Mohamed. La investigación por la muerte de Alik continúa abierta; los casos de Mohamed e Idrissa fueron archivados. La opacidad que envuelve a estos centros, al CIE de la Zona Franca en concreto, permite que mueran ciudadanos sin que nadie sea responsable de ello.

11896355996_56a0c6d92c_zDesde la muerte de Alik, la brutalidad por parte de los funcionarios que trabajan en el centro se ha intensificado. También han continuado las deportaciones de internos, algunos de ellos testigos de los hechos ocurridos durante estos dos últimos meses. La plataforma Tanquem els CIE trabaja para que estas vulneraciones constantes de los derechos humanos terminen; para romper la opacidad que envuelve al CIE de Zona Franca; para conseguir que el acceso por parte de abogados y servicios sanitarios sea transparente y libre; para que, de una vez por todas, estos lugares de la ignominia humana sean por fin clausurados.

Tanquem els CIE también trabaja para que nadie olvide a Alik, a Idrissa, a Mohamed; a ninguna de las víctimas de desaparición, maltrato o deportación. Para que se acaben las vallas y las fronteras. Para que dejen de existir leyes que limitan el derecho de los migrantes.

Para el cierre de los CIE sobran las razones.

 

Fotografías: Jorge Lizana y Manuel Roldán
Texto: Mónica Solanas
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