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Barcelona, 25 de enero de 2014.- Esta mañana, Mariano Rajoy ha cerrado la convención del Partido Popular catalán en el Palau de Congressos de Catalunya. Nosotros llegamos a las 9 de la mañana a la puerta. Jordi Arasa, el subinspector de las ARRO, ya nos espera vestido de paisano; nos ve de lejos y le pide algo a los uniformados señalándonos.
Los uniformados nos dicen que no podemos pasar por delante del Palau; Arasa, muy amablemente, nos dice que han previsto un espacio frente al recinto para que nos concentremos. Le damos los buenos días y responde muy educadamente.
Nos situamos en el espacio previsto. Van llegando algunos clásicos: Carmen, Charo, Pere, Maria… También llega un grupo muy ruidoso, son los chicos de la PAH de Blanes; un anciano con una chapa de Panrico; dos independentistas mayores y bien vestidos: poco más.
Van llegando los peperos: algunos, a pie, recibían todo tipo de piropos cuando pasaban entre la gente; otros lo hacían en autobús, o en taxi, pero todos con sus banderas y su aspecto pulcro. La media de edad era tal que parecía más bien una excursión del Imserso. Provocaciones como cortes de manga o peinetas; los mossos los protegen, desviando a todos los que llegan a pie para que no pasen por “nuestro” espacio.
Pasan las horas y Mariano Rajoy no aparece; nos enteramos que está dentro del Palau, junto con sus secuaces, parece que no se ha atrevido a entrar por la puerta principal. Mientras, en la calle, las chicas más guerreras piden a los automovilistas que hagan sonar el claxon, algo que consiguen con éxito.
Los dos independentistas indignados nos explican que hay un escrito de la ANC pidiendo que no se vaya a acosar al Partido Popular. Extrañas peticiones, muy extrañas.
Sobre la una, cansados y afónicos, algunos nos retiramos. Según comprobamos más tarde, Mariano Rajoy y sus secuaces han aguantado solamente 25 minutos más.
Fotos: Jorge Lizana, Pedro Mata Texto: Jorge Lizana, Mónica Solanas