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Barcelona, 16 de julio de 2013.- Por segundo día, la sede de la Delegación del Gobierno de Barcelona se ha visto rodeada de varias docenas de personas que pedían la dimisión de Mariano Rajoy; también de lecheras de los Mossos d’Esquadra y de varios efectivos de la Policía Municipal, esos que se supone deben estar al servicio del ciudadano —y no al de los políticos—. Algunos decían que la concentración superaba en número a la de ayer domingo, otros que eran unos cuantos menos. Lo cierto es que han hecho el suficiente ruido como para parecer muchísimos más de los que eran.
Las conversaciones de los pequeños corrillos, entre cacerolazos, pitidos y el estruendo de las trompetas y sirenas, era las mismas: “esto ya es demasiado”. Por eso, la concentración ha vuelto a repetirse bajo el lema #FemForaLaMàfia (#QueSeVayaLaMafia) en la confluencia de la calle Mallorca con Roger de Lluria. A las 20.00h el tráfico en esa esquina ya estaba cortado. La concentración volvía a tener ese aire que tantas como estas tenían hace tiempo en Barcelona: familiar. Y no solo porque la mayoría de los que estaban concentrados se conociesen, sino porque volvía a verse a familias con niños pequeños, cochecitos, perros ladrando y sumándose al ruido que ya había en el chaflán. Más de una hora se ha mantenido el numeroso grupo sin dejar de hacerse notar ni un minuto. Poco después de las 21.00h, el grupo ha decidido que quería “ir de paseo”: los congregados se han puesto en marcha, y ocupando el centro de la calle —sin dejar de lanzar proclamas y hacer sonar todo aquello que hiciese ruido— se han dirigido a la sede del Partido Popular catalán.
Allí también esperaban las furgonetas de los Mossos d’Esquadra y los coches de la Policía Municipal. La concentración en la sede de la calle Urgell ha durado casi una hora más, y ha discurrido exactamente igual que en Delegación del Gobierno: entre gritos, trompetazos y peticiones de dimisión. No eran muchos menos que en el punto de encuentro de las 20.00h, el paseo ha sido largo pero lo ha hecho la mayoría de los que han iniciado la protesta. Es más, se han sumado un pequeño grupo que no estaba antes, un pequeño círculo que llamaba la atención por su aspecto: cualquiera que los viera no dudaría en calificarlos como “los típicos votantes del PP”: ya sabéis a qué me refiero… Y también hacían ruido y pedían la dimisión inmediata de Mariano Rajoy. Con mucho más glamour que el resto, todo hay que decirlo.
Hacia las 22.00h y tras volver a cantar L’Estaca, la concentración se ha disuelto, con la firme promesa de volver a repetir, sin descanso, hasta que la Mafia que ha secuestrado a la Democracia deje la dirección del ejecutivo.
Texto: Mónica Solanas; Fotos: Ramon Serra y Manuel Roldán