Más fotos en Galería de Fotomovimiento

Barcelona 28 de Marzo
Putas indignadas en pie de guerra

Las trabajadoras sexuales del Raval, hartas de ver coartada su libertad, se han concentrado esté sábado 28 para anunciar la creación de la «Asamblea de activistas pro derechos sobre el trabajo sexual de Cataluña». Todas las putas están en pie de guerra, y están dispuestas a seguir hasta se regularicen sus derechos y cesen las redadas represivas y las multas.
Exigen su espacio en el Raval como trabajadoras sexuales de clase baja y de la calle a las que el Gobierno quiere expulsar de sus casas sin alternativas para sobrevivir. El Ayuntamiento de Barcelona compró el edificio donde vivían y trabajan algunas de las prostitutas del colectivo Putas Indignadas, expulsándolas de sus casas. No contentos con ello, desde el Ayuntamiento quieren tapiar la puerta del edificio, cosa que, además de sin casa, las deja sin local de reuniones como asociación. Lo cual supone un golpe a los movimientos de protesta y a la capacidad de organización ciudadana.16784732039_d389e80602_o
"Si soy intelectual, trabajaré con mi cabeza; si soy obrer@, trabajaré con mi cuerpo, si ejerzo la prostitución, trabajaré con mi sexualidad y no quiero ser criminalizad@ por ello, tanto a nivel político como social y moral" afirmaba muy acertadamente una miembro del colectivo.
La asamblea aglutina asociaciones como la Asociación de Profesionales del Sexo (Aprosex), Prostitutas Indignadas, Lloc de la Dona, Fundació Àmbit Prevenció, Genera y a otras activistas individuales. De este modo se convierten en un actor social que interpela directamente al Ayuntamiento de Barcelona y contra la violencia estructural que éste ejerce. El viernes anterior, en rueda de prensa en el Colegio de Periodistas, Montse Neira, portavoz de la asamblea, intervino para explicar que desde la asamblea luchan «en contra la opresión, la violencia y el estigma que sufren las mujeres que ejercen la prostitución».
Desde el Raval seguirán luchando por su espacio, por su trabajo y por su dignidad. El trabajo no nos hace dignos, nosotros hacemos digno al trabajo. Mientras «cumplamos con nuestras obligaciones», no debería existir ente con la potestad de decidir cómo y con qué partes del cuerpo trabajan las personas.
La lucha acaba de empezar y no cesará hasta que se escuche su voz.

Texto Alba Ortega
Fotos: Pedro Mata y Rober Astorgano