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Vigo, 23 de diciembre de 2014
Coia, un barrio humilde y de los mas populosos de Vigo donde sus vecinos no están de acuerdo con la instalación de un antiguo barco pesquero en una rotonda.15675020063_19b73cb691_oDesde la población se pide que la partida presupuestada para la construcción de este monumento, se use para ayudar a las familias que pasan por graves apuros económicos.
Por parte del ayuntamiento, confirman que continuaran con el proyecto ya que el barco a generado gastos de acondicionamiento y que se invierten en la mejora y promoción del barrio de Coia y la ciudad.

Ambas partes ponen sus números encima de la mesa y comienza el baile de cifras. Desde el ayuntamiento alegan que ya se han gastado 630.000€ desde la adquisición del barco en el año 2000 y su acondicionamiento e instalación en la rotonda ascendería a 100.000€
Mientras que los vecinos estiman que el coste de instalación será superior a los 500.000€, dinero suficiente para aliviar la situación precaria de muchas familias del barrio.
16109037817_a46683644e_oLos vecinos han conseguido detener las obras temporalmente, hasta que se produjo el desalojo de la rotonda por parte de la policía local. Tras la imposición de la instalación del barco por parte del Alcalde Abel Caballero, a arranco la maquinaria sancionadora por parte del ayuntamiento, desde acusados por atentado contra la autoridad y lesiones, pasando por expedientes sancionadores a personas identificadas en las protestas a través de la subdelegación de Gobierno o multas a vehículos que pasaban por la rotonda por emplear señales acústicasY todo esto, aderezado con las sospechas que vienen por parte de la empresa constructora del monumento, ya que su denominación social anterior es conocida por adjudicaciones masivas en la ciudad y vieja conocida en los juzgados vigueses.
A causa de la imposición por parte del ayuntamiento y su distancia con la ciudadanía, priorizaron de gastos y baile de cifras, y el lado oscuro de la constructora. Ha convertido este barco se haya convertido en un símbolo de lucha ciudadana más que en un monumento decorativo.

Texto y fotos: Oscar Guillan