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La manifestación unitaria de la Vaga de totes del día 19 en Barcelona ha aglutinado la iniciativa de diversos espacios feministas. Ha comenzado este lunes 18 con la cacerolada de las 22h en diferentes barrios, seguida de la apagada eléctrica hasta las 22.30h y de acciones descentralizadas en distintas regiones hasta culminar en la manifestación central.
Al son de “patriarcat i capital aliança criminal” la movilización ascendía por Portal del Angel realizando acciones disruptivas, mientras los furgones policiales la seguían de bien cerca.
La Vaga de Totes se constituye como movimiento contestatario que visibiliza el malestar y las necesidades de asalariadas, no asalariadas, aparadas, jubiladas, amas de casa, trabajadoras sumergidas, estudiantes, trabajadoras domésticas, trabajadoras sexuales, campesinas y todas aquellas personas excluidas del sistema patriarcal, capitalista, racista y competitivo. Se propone alcanzar una huelga a todos niveles: de consumo, de transporte, política, social y de desobediencia civil. En definitiva, un acto de protesta que rechaza y cuestiona la legitimidad del orden actual y se fija como objetivo apropiarse de la huelga como arma de lucha y método de sabotaje, pero sobre todo para trascender la idea clásica de huelga que pone en el centro los trabajos asalariados y productivos sin tener en cuenta los reproductivos. La división entre lo reproductivo y lo productivo, ignora aquello que no es funcional al mercado capitalista. Sin embargo, existen una serie de necesidades de personas dependientes, menores o mayores que deben cubrirse y que, como el capital no las tiene en cuenta, se terminan atribuyendo a las mujeres con ínfimas remuneraciones, o a veces ni eso.
Nunca viene mal remitirnos a algunas cifras relevantes: un 73,3% del trabajo a tiempo parcial está ocupado por mujeres para, en muchos casos, poder compaginar su vida laboral con la doble jornada. Es decir, salir del trabajo para llegar a casa y continuar cocinando, lavando, planchando, comprando o cuidando a los hijos. Según Comisiones Obreras, tres de cada cuatro personas con los salarios más bajos son mujeres, siguen cobrando un 13,8% menos por el mismo trabajo y las que ocupan cargos de dirección son un 32,3% menos (cifra que ha ido en aumento, dado que en 2007 la diferencia era del 21,9%). Estos datos deben entenderse dentro el contexto de las reformas laborales recientes que han dotado de más poder a la patronal, tanto en las relaciones laborales colectivas como en las relaciones individuales.

Texto y fotos de Alba Ortega para Fotomovimiento