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Hoy hace exactamente 25 años que la lucha del colectivo homosexual dio un paso hacia delante consiguiendo que la OMS dejara de considerar como una patología la homosexualidad, hasta entonces catalogada como enfermedad mental. Aunque al mismo tiempo, la transexualidad pasó a ser incluida en el listado de trastornos mentales.

A día de hoy, el colectivo LGTB sigue afrontando discriminación y segregación dado que su orientación o identidad sexual no se contemplada como válida dentro los parámetros de la heteronormatividad. Se crean juegos en Internet para matar a homosexuales, reciben ataques y acoso a través de las redes sociales, se difunden y hacen virales vídeos homófobos, siguen a la venta libros del estilo "Comprender y sanar la homosexualidad" o "Cómo prevenir la homosexualidad" y a las mujeres sin pareja, lesbianas o bisexuales se les veta el acceso a técnicas de reproducción asistida en la sanidad pública.

Este es el entorno en el que nos encontramos, por ese motivo se concentraban en la Plaça Vicenç reclamando la aplicación real de la Ley contra la LGTBfobia.

Han pasado siete meses desde la promulgación de la ley, pero los cambios que ha generado son prácticamente nulos. No se dio a conocer a la población -ninguna campaña institucional acerca la aplicación de la ley-, las medidas y protocolos establecidos no se implementan, no se ha hecho divulgación acerca el régimen de infracciones y sanciones -el proceso de denuncia no es judicial, es administrativo y gratuito- y no hay recursos para la prevención de acoso escolar LGTBfóbico.

Una ley que vimos aprobar con mucha ilusión, y que aún siete meses después de su implementación sigue siendo papel mojado. Su aprobación supuso el primer paso, ahora la lucha está en su verdadero despliegue y difusión entre la ciudadanía.

Texto: Alba Ortega
Fotos: Xavi Ariza