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Esta mañana, la cavana, se ha dirigido al paso fronterizo del Barrio Chino para poder ver las condiciones en las que desempeñan su trabajo las porteadoras.
Un cordón de seguridad de la Guardia Civil les ha impedido el paso. Desde lejos se podía ver una relativa normalidad entre las fuerzas de seguridad y las porteadoras. Una calma artificial, consecuencia de la presencia de cámaras y activistas.
Con nuestras cámaras tan solo nos hemos podido acercar a los almacenes donde se guarda y prepara la mercancía y a unos 300 metros de la valla.
Según nos contaban las personas que cada mañana pasan la frontera con sus fardos, los malos tratos, vejaciones y agresiones son el pan de cada día. Las condiciones de trabajo, bajo el sol, golpeadas y cargadas con pesos inhumanos, recuerdan los regímenes esclavistas.
Después de negociar con los mediadores de la Guardia Civil, finalmente permitieron la entrada de seis mujeres sin cámaras, como observadoras y en representación de la caravana de activistas.
Por la tarde estaba convocado un partido de fútbol mixto entre activistas de la caravana, los llamados menas (menores no acompañados) y jóvenes del CETI Un ambiente lúdico y de intercambio de cariño y juego.
Al caer la tarde la caravana de dirigió hasta las puertas del CETI y allí se gritaron consignas de apoyo a las personas que estaban dentro. Para finalizar la jornada se formaron dos círculos de personas que ocupaban gran parte de la explanada que hay entre el Centro y el campo de golf que está inmediatamente detrás y que es conocido por la famosa foto de José Palazón.
El abogado de la Caravana y varias personas de los diferentes territorios del estado, presentaron una denuncia en la Delegación del Gobierno por el maltrato a las porteadoras y por la presencia de agentes sin identificación en el paso fronterizo.
Texto: Tono Carbajo
Fotografías: Pedro Mata y Tono Carbajo