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Barcelona, 28 de noviembre de 2013.- «Como ya se advertía en Antígona, de Sófocles, negar el entierro al vencido es una forma de injusticia, repetida una y otra vez en todas las guerras y dictaduras el mundo. Es una forma de violencia que trasciende la propia vida de la víctima con el objeto de condenarla, también, al olvido»
Antoni Benaiges era maestro en Bañuelos de Bureba. Lo fue durante dos años: hasta el 25 de julio de 1936. Seis días antes treinta hombres, 30 falangistas, llegan al pueblo. Queman el material de la escuela; registran las casas de los vecinos buscando más material; escarban en sus listas hasta encontrar a los amigos del maestro. Y les detienen. También a Antoni. Y le torturan, le arrancan los dientes, le pasean medio desnudo por el pueblo. Le fusilan. Le asesinan lejos de las miradas, como a todos. Le tiran a un hoyo, como a tantos otros, tantos.
Y su historia, su vida, es enterrada en el silencio.
Hasta el verano de 2010. Aquel verano se desenterró ese silencio.
Ayer pudimos ver una parte de ese desentierro: Alberto Bougleux y Sergi Bernal estrenaban en Barcelona, en una sala completamente llena, el documental El retratista: la historia de cómo Bernal desentierra el silencio del Maestro Benaiges, la historia de un maestro que fue represaliado por sus ideas socialistas y por sus métodos educativos revolucionarios. La libertad de niñas y niños, la de los (futuros) hombres y mujeres.
Para grabar el documental, Bougleux y Bernal han viajado a Mont-roig del Camp, a Bañuelos de Bureba, a Zaragoza… A México. Allí, un grupo de niños estudian siguiendo el mismo método que el maestro Benaiges utilizaba con sus alumnos de Bañuelos. Y leen los cuadernos que aquellos niños editaban en su imprenta. Una imprenta que hoy está desarmada.
El retratista es una parte más del trabajo que ha ocupado estos últimos años una gran parte del tiempo de Sergi Bernal. Hace unos meses presentaba el libro [Desenterrando el silencio] Antoni Benaiges, el maestro que prometió el mar, además de la exposición fotográfica que ya ha recorrido diferentes salas y lugares.
Antoni Benaiges fue una víctima más del franquismo, y hasta hace dos años fue también víctima de la democracia que no permite a los familiares dar digno entierro a los suyos. Hoy, los restos del maestro Benaiges siguen enterrados. Su memoria, gracias a Bougleux y Bernal, ha podido empezar a ser restituida.
«Dar palabras es ilustrar; dar ideas es entorpecer»
Antoni Benaiges, “La imprenta de la Escuela”, ‘Colaboración’, núm. 4 (julio de 1935), p.31Texto: Mónica Solanas Fotos: Manu Gómez