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Barcelona, 21 de febrero de 2014.- Ocupar para reivindicar. Ese es en esencia el objetivo de las travesuras de los Iaioflautas. Y eso es exactamente lo que han hecho esta mañana: ocupar las oficinas de la catalana ATM, la Autoridad del Transporte Metropolitano. El mensaje de hoy era claro: sumándose a las reivindicaciones de la plataforma Stop Pujades Transport, exigir la retirada de la subida de las tarifas de 2014.
Mientras un grupo de Iaioflautas esperaba a las puertas de la ATM, en la zona alta de Barcelona, otro grupo más numeroso se iba congregando en la Plaça Catalunya. Pasadas las 11.30h, los que esperaban en el centro de la ciudad han empezado la travesura. “¡Vamos, vamos, el autobús que nos sube hasta allí es este!”. Y todos arriba mientras el conductor sonreía con resignación. Bueno, todos no, algunos se han quedado en el punto de encuentro para esperar a los rezagados.
Durante el viaje, charlaban entre ellos —“Mira mi nieta qué grande está”; “Y qué guapa”— mientras el resto del pasaje, ajeno a quiénes eran ese extraño grupo, trataban de recuperar algo del espacio del que disfrutaban antes de que fuera ocupado. Al grito de “¡En esta nos bajamos!”, los Iaioflautas han abandonado el autobús y se han puesto sus chalecos. A partir de ahí, las miradas de curiosidad han ido en aumento.
Ya en las puertas de la ATM, un reducido grupo se ha unido a los Iaioflautas que ya estaban dentro del chalet (sí, un precioso chalet, con su jardincito y todo; nada de horribles edificios altísimos y grisísimos); el resto, como siempre, se ha quedado a las puertas haciendo todo el ruido del que eran capaces y mucho más.
Dentro, las negociaciones no avanzaban demasiado. Las personas que estaban en el interior han confirmado a los Iaioflautas que no había ningún responsable que pudiese atenderles. “Pueden darme sus nombres, sus teléfonos y sus correos electrónicos, y les explicaré la política tarifaria. Y también pueden sumarse a la taula social”. Evidentemente, allí nadie ha hecho ni caso. “Queremos hablar con un responsable”, insistían los Iaioflautas. “Ya les he dicho que no hay ningún responsable, tendrán que esperar”, repetía la señora con cara de estar poniéndose pero que muy nerviosa. “No se preocupe que nosotros no tenemos ninguna prisa”, le han respondido con sorna, “¡estamos jubilados!”. “Si no se marchan llamaremos a la policía, ¡esto que están haciendo es un boicot y una amenaza!”. La respuesta no se ha hecho esperar: “Llame, llame usted”. Y han desplegado la pancarta. Y se han puesto a corear a voz en grito AQUESTA PUJADA NO LA PAGAREM (Esta subida no la pagaremos). Y se oía al grupo de Iaioflautas que estaban en la calle gritando como si les fuera la vida en ello…
Y ha aparecido el responsable: Josep Anton Grau, director general de la ATM. “Estaba en una reunión, por eso no podía atenderles”, explicaba la señora nerviosa que quería llamar a la policía. “¿Pero no ha dicho usted que no había nadie?”, “¿Por dónde ha entrado?”; más sorna iaioflautera. Así que, negociación en marcha con dos representantes del colectivo ocupante, los que esperaban con la señora nerviosa se han relajado. Solo un poco. Lo justo para seguir hablando de nietos y otras batallitas mientras algunos sacaban algún bocata de las mochilas para aligerar la espera.
Corta, la verdad: la espera ha sido corta. “Fins una altra” (Hasta otra), les ha despedido el director Grau al pie de la ceremonial escalera que sube a la planta superior, ceremonial y acorde con el precioso chalet. Ya en la calle, y tras explicar el resultado de la negociación al resto de Iaioflautas —“Que ya nos llamarán”—, el grupo ha bajado las travesías que separaban la sede de la ATM de la Avinguda Diagonal ocupando el carril BUS. Entre consignas, Cantos a la Libertad y el rítmico acompañamiento de los claxons de los vehículos con los que se cruzaban, los Iaioflautas han regresado a Plaça Catalunya, “a nuestro árbol”, para planificar el siguiente paso y celebrar la mañana con un vermut. Y lo han hecho ocupando un autobús de los articulados, como no podía ser de otra manera.
Seguirán. Seguiremos.
Fotografías: Manu Texto: Mónica Solanas
