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Madrid, 27 de marzo de 2014.- La huelga convocada por los estudiantes concluyó en sus jornadas de lucha con una manifestación multitudinaria el pasado 27 de marzo. Entre sus exigencias se encuentran la retirada de la LOMCE y la dimisión del ministro Wert, así como la bajada de tasas universitarias  y el aumento de becas y ayudas en la adquisición de libros de texto.

La manifestación comenzó con la lectura de un manifiesto por parte de la Marea Verde frente a la Bolsa de Madrid, donde se expresaba lo siguiente:

«Más de 400.000 familias tienen serias dificultades incluso para evitar que sus hijos e hijas pasen hambre. Al menos esa misma cantidad tienen que mandarlos  al colegio sin libros de texto ni material escolar, enfrentándose a unos costes que no pueden asumir. Más de 20.000 personas quieren cursar Formación Profesional y más 50.000 familias necesitan una escuela infantil, en ambos casos desisten por falta de plazas o por altas tasas y cuotas que no pueden pagar. A todo esto hay que sumarle los 10.000 alumnos que  han tenido que abandonar los estudios universitarios y muchos otros que no los empiezan por tan escandalosas tasas, las más altas de todo el país, que duplican o triplican incluso las que han fijado en otras Comunidades Autónomas»

Nos encontramos ante un panorama desolador, que en ocasiones pasa desapercibido por la falta de visibilidad de los medios, pero fue una tarde digna de recordarse: las calles se tiñeron de verde con espíritu de protesta, y las pancartas con lemas y reclamos cobraron gran protagonismo.

Lo que sí se echó en falta fue la asistencia de padres y madres con niños pequeños. Claramente, en eso han influido los acontecimientos previos a esos días como las cargas del 22 de marzo durante las Marchas por la Dignidad, cuando los antidisturbios actuaron con severa violencia con el fin de concluir la manifestación (una hora antes de la finalización de la misma), o las detenciones de 54 personas en los encierros universitarios durante la huelga estudiantil el día anterior.

Aún así, la manifestación discurrió de forma tranquila hasta el Ministerio de Educación,  aunque el ambiente se respiraba tenso por la cantidad de vehículos policiales y agentes de la UIP (antidisturbios de la Policía Nacional) que aglutinaron a los manifestantes hasta llegar a Sol, cortando el camino de vuelta.13545378133_6502f0f188_z

“La educación es un derecho, la precariedad delito” podía leerse en una de las pancartas que se exhibían. Está claro que los estudiantes, los profesionales de la enseñanza,  las madres y padres no se rinden; continúan luchando a pesar de los impedimentos con los que se topan. Con eso demuestran que es una carrera de fondo y están dispuestos a salir victoriosos de ella.

 

Fotografías y texto: Mar AS