Ayer, 23 de febrero, el amigo y activista africano Ibrahima Seydi ha empezado una huelga de hambre. Es la última opción que le queda.
Protesta porque está harto de que la policía lo detenga y lo multe por vender sus esculturas en la calle. Porque Ibrahima es escultor, no vende copias ilegales. Tampoco creo que con sus ventas vaya a hundir el mercado del arte o sea una amenaza para la economía de las tiendas de Barcelona.
El problema es que Ibrahima es Senegalés y nuestras leyes dividen a las personas entre legales e ilegales según hayan nacido aquí o allá.
Es éticamente vomitivo ver como conocidos políticos, banqueros y empresarios que han estado devastando este país durante años, están tan tranquilos pegándose la gran vida a costa nuestra, mientras a Ibrahima le piden 9 meses de cárcel o el pago de una multa de 1.400€ que no puede ( ni debe) asumir.
Es una vergüenza intolerable. Si queréis pasaros a darle ánimos y a hacerle compañía lo tenéis en la Plaza Sant Jaume, ante la puerta del ayuntamiento. Ánimo querido Ibrahima , estamos contigo: ninguna persona es ilegal!
Texto y vídeo: Tono Carbajo
Barcelona 24_02_2016