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 IBERIA, la aerolínea bandera de España, vive su momento más difícil. Hace poco más de tres años se fusionó con British Airways, y en lo que en un principio se definió como una fusión entre iguales, ha derivado en la mayor crisis que ha vivido esta compañía aérea en su historia, y que la lleva a la desaparición en beneficio de su socia inglesa.

 Es complicado explicar el conflicto que vive IBERIA en unas pocas líneas, pero si es posible con unas pocas palabras, resumirlo: 

  – Mala gestión.

 – Desmantelamiento.

 – Segregación.

 – Uso de la caja de IBERIA para pagar el problema de las pensiones de British Airways.

 – Intención de British Airways de aterrizar en la T4 para convertirla en HUB por falta de espacio en el aeropuerto de Londres-Heathrow.

IBERIA, que cuando comenzó la crisis era la compañía aérea mejor parada de Europa, con una caja de beneficios que rondaba los 3000 millones de euros, ha visto mermada su operativa, con la cesión y eliminación de rutas, decisiones que, según su presidente Antonio Vázquez, y su consejero delegado Rafael Sánchez-Lozano, han tenido que tomarse por haber dejado de ser rentables para la compañía. Lo curioso es que, las rutas que desaparecen, rutas que llevan en IBERIA desde hace más de 20 años -La Habana, Santo Domingo, San José…-, parece que sólo son rentables para su socio inglés, que pretende aumentar las frecuencias en el continente sudamericano. O como lo sucedido con la ruta de Johannesburgo, ruta que IBERIA operaba y que ahora opera British.

Tres jornadas de huelga han sido convocadas para protestar por esta fusión que nadie quiere y que parece que sólo es bien vista por los directivos de IBERIA e IAG. Terminada la primera jornada de huelga, queda demostrada la unión de los trabajadores de IBERIA. En la segunda jornada, que comenzará el próximo día 4 de marzo, se unirá al colectivo de tierra y vuelo, el colectivo de pilotos, y además, compañeros de British Airways que en su día también se movilizaron en contra de las medidas de Willie Walsh y que debido a eso, perdieron alguno de sus beneficios laborales. Está claro que en Londres ya conocen a este Irlandés, al que se le da mejor el conflicto que la negociación.

Y pese a que hay pocas esperanzas de que Fomento intervenga, puesto que ha quedado claro que es incapaz de hacerse respetar por IAG, después de que su consejero delegado Willie Walsh hiciese caso omiso al laudo de OBLIGADO CUMPLIMIENTO, tienen claro que seguirán luchando hasta el final por sus derechos y por una compañía que lleva más de 85 años volando y que es mucho más que eso, es una gran familia de 20.000 trabajadores.

 Texto y fotografías de N. N