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Barcelona, 8 de marzo.
Cada día es 8 de marzo
El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora, no representa un día puntual de celebración. El 8 de marzo hace manifiesta la lucha que subyace en el seno de nuestra sociedad día tras día en términos de igualdad de género. Implica el desafío al sistema heteropatriarcal que combatimos y la reivindicación de la necesidad de alcanzar la equidad y el empoderamiento, aún muy mermado, de la mujer.
8M supone combatir unos derechos laborales que fomentan la brecha salarial, el techo de cristal, la incapacidad de emancipación y sumisión de la mujer, unas pensiones y remuneraciones injustamente menores, la falta de conciliación laboral y familiar, la falta de mujeres en los altos cargos, unas leyes que siguen fomentando la discriminación por razones de género, una cultura de la violación normalizada y socialmente aceptada, la cosificación y los estereotipos de belleza que engrilletan a la mujer a través de una publicidad machista y denigrante, la gran losa de la religión, y un largo etcétera.
Estas realidades son un hecho que debemos afrontar día tras día: en España, en términos laborales, las mujeres cobran de media un 23% menos, hay un 16% más de mujeres en el paro y solo un 14,3% ocupan el puesto de directiva. La eliminación de la brecha salarial entre hombres y mujeres contribuiría a reducir los niveles de pobreza y a aumentar los ingresos que reciben las mujeres a lo largo de su vida. Se evitaría el riesgo de que las mujeres cayeran en la pobreza a lo largo de su vida laboral y se reduciría el riesgo de pobreza tras la jubilación. Lejos de ser así, actualmente hay un mayor empobrecimiento de las mujeres y las concusiones de la UGT lo dejan claro: «la austeridad y los recortes están suponiendo una devaluación de los salarios del conjunto de los trabajadores, lo que se traduce en una pérdida de su poder adquisitivo y en su empobrecimiento, afectando mayoritariamente a las mujeres al tener salarios más bajos».
A esto se le suma la doble jornada laboral, la cual implica que muchas mujeres, al salir del trabajo continúen las tareas en el ámbito doméstico como resultado de una absoluta falta de conciliación laboral y familiar y de concienciación por parte de la sociedad. El hecho de que las mujeres soporten el peso del trabajo no remunerado del hogar y del cuidado de los niños hace que tiendan a desempeñar trabajos a tiempo parcial, y tienen mayores probabilidades de ser contratadas en empleos con baja remuneración y de no ser designadas para puestos de responsabilidad.
Respecto a las pensiones de jubilación, solo la reciben un 30% de las mujeres frente al 70% de los hombres; dado que las generaciones que nos anteceden lo tuvieron muy crudo a la hora de entrar en el mercado laboral. Muchas de ellas quedaron relegadas a las famosas 3 k: «Kinder, Küche, Kircher» (niños, cocina e iglesia).
Según el artículo 14 de la Constitución, «los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de sexo». Seguro? El Rey de España es Felipe VI, pero habría sido Elena de no haber sido por una ley de sucesión que precisamente se pasa por el forro la igualdad.
En el Senado hay 89 mujeres sobre 266 senadores; en los Consejos de Administración del IBEX hay un 16,6% de mujeres. El Consejo de Ministros de Estado se compone de 69% de hombres y 31% de mujeres; en el Parlamento tenemos un 64% de hombres i 36% de mujeres; en la Comisión Europea son 68% de comisarios y 32% comisarias. Las principales instituciones a nivel europeo están capitaneadas por presidentes masculinos: el BCE, el Eurogrupo, el Banco Europeo de Inversiones, el Tribunal de Justicia, el de Cuentas, el Comité de las Regiones y el Comité económico y social. En el mundo, según los datos más recientes de la ONU, de enero de 2015, hay 10 mujeres jefas de Estado y 15 jefas de Gobierno.
Es necesario alzarnos contra las imposiciones irracionales, absurdas y asfixiantes que nos impone el sistema capitalista, patriarcal y heteronormativo. Cada día es 8 de marzo.
Texto: Alba Ortega
Fotos de Xavi Ariza y Pedro Mata
