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Domingo, 30 marzo 2014.- De ayer por la tarde se pueden remarcar dos hechos bien contrastados. Uno es positivo y el otro es deplorable. El primero hace referencia a la manifestación en sí: muchísimas personas salieron a la calle. Fue una expresión de unidad de muy distintas sensibilidades (familias con hijos, personas mayores, gente joven, de sectores y colectivos muy diversos…); las calles estaban a rebosar (muchísimos más de los 4.000 que dijo la Guardia Urbana, por supuesto); transcurrió sin un solo incidente hasta prácticamente las 20.30.

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Y ahora viene el hecho deplorable. El dispositivo policial era total y absolutamente desproporcionado. Hubo un despliegue de agentes antidisturbios totalmente injustificado, tanto por el número como por el carácter de la convocatoria. A las 18.00h los agentes de la Brigada Móvil (BRIMO), el cuerpo antidisturbios de los Mossos d’Esquadra, ya estaban completamente preparados para iniciar cargas: agentes desplegados en la calle, no dentro de las lecheras; todo el equipo antidisturbio colocado (rodilleras, coderas, chalecos, escudos…); fusiles de balas de goma y escopeteras de foam desenfundados, y muchos agentes aguantándolos en posición previa al disparo; gran número de lecheras cortando cada una de las calles que se cruzaban en el recorrido de la manifestación, trabajo que debía ser realizado por la Guardia Urbana.

Todo este dispositivo generó miedo, muchos manifestantes se marcharon antes de terminar el recorrido. También tensión, porque no había explicación alguna para semejante despliegue de agentes antidisturbios. Fue una demostración absolutamente abusiva de fuerza y de agresividad desde el principio. Y al final se salieron con la suya: cuando la manifestación iba a ser desconvocada, los antidisturbios cargaron contra el grueso central y también contra la cabecera. La pancarta, portada por cinco personas, prácticamente fue arrollada por una de las  lecheras.13507911273_b7f0f8387b_z

Desmesura en la intervención: algunas pintadas en las paredes, algunos cristales rotos y unos cuantos contenedores quemados son daños; agredir a personas y disolver una manifestación obviando el principio de proporcionalidad es violencia y violación de derechos políticos fundamentales. No debemos consentir que nadie, ni medios ni representantes de Interior ni nadie, vuelva a denominarnos violentos. Somos trabajadores, parados, estudiantes, docentes, etcétera, que salimos a la calle en defensa de valores como libertad y justicia social. NO violentos.

Es necesario acabar con estas actuaciones totalmente desproporcionadas e impunes. Hace una semana un joven perdió en Madrid el 90% de la visión de un ojo por el impacto de una bala de goma disparada por la UIP. En Barcelona este mismo episodio se ha repetido, desgraciadamente, en demasiadas ocasiones. Es inadmisible y escandaloso que los cuerpos antidisturbios agredan, mutilen, torturen a ciudadanos y no reciban castigo por estos hechos. Cada vez que ejerzan su violencia, en el entorno que sea, debemos exigir responsables, con nombres y apellidos.

Lo que pasó ayer en Barcelona por parte de los Mossos d’Esquadra es vergonzoso, inaceptable e inmoral. Y esto es lo que nos espera cada día si se aprueban las reformas legales.

 

Fotografías: Jorge Lizana, Bru Aguiló, Pedro Mata
Texto: Mónica Solanas