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Barcelona, 13 de noviembre de 2013.- Esta mañana han declarado ante la juez Eva Moltó, encargada de la investigación, los ocho Mossos d’Esquadra imputados por el asesinato de Juan Andrés Benítez. Aunque judicialmente utilizan “el caso Benítez”, “el caso del Raval” o el “caso de la calle Aurora”; lo de “asesinato” no es políticamente correcto.

El relato de los hechos que han hecho es el siguiente:

Cuando llegaron a la calle Aurora, Benítez todavía se estaba peleando con el otro hombre y tenía toda la cara llena de sangre. Le pidieron la documentación, Benítez se dirigió al portal de su casa y ellos creyeron “que pretendía escapar”. Y ahí fue cuando se desencadenó todo.

Una de las agentes imputadas gritó para que le detuvieran, y Benítez la agarró del pelo con las dos manos y la zarandeó. También le mordió en un brazo, manchándole la camisa con la sangre que le bañaba toda la cara. Hoy han entregado a la juez Moltó fotografías de las heridas y también la camisa con las manchas de sangre, como prueba de los hechos que relataban. Hoy, 39 días después del asesinato.

La agente y Benítez cayeron al suelo. Fue entonces cuando se inició la maniobra de reducción, que consistió en una serie de golpes “en los costados y en los muslos” para poder inmovilizarle. En ningún momento le dieron patadas Los golpes —rodillazos, han especificado, no patadas— respondían al protocolo de actuación en las detenciones por el que se rigen los Mossos d’Esquadra. Son golpes de distracción, “necesarios” para reducirle, «Es lo que nos enseñan en la escuela de policía». Su actuación con el detenido, han insistido, “fue correcta”. Han explicado también cómo Benítez, tratando de zafarse, agarró a uno de los agente por la camisa, prensa que también ha sido entregada hoy a la juez Moltó, una camisa arrugada y con un botón arrancado. Hoy, 39 días después del asesinato.

JAB dentroEn ningún momento fue utilizada con el detenido la defensa extensible que se veía desplegada en el vídeo; el agente que la portaba solamente “la cerró contra el suelo para guardarla”. La larga lista de fracturas y contusiones que aparecían detalladas en el informe forense fueron resultado de los golpes que el propio Benítez se infligió en la cabeza. La agente mordida ha afirmado que “se daba cabezazos repetidamente contra el suelo” al ser reducido. El resto de agentes no han podido corroborarlo porque no tenían “visibilidad”. Aunque uno de ellos ha afirmado que le puso una mano en la nuca para evitar que pudiera lesionarse.

Juan Andrés Benítez, han explicado, se resistió “ferozmente”. Tanto, que tuvieron que atarle los pies con uno de los cinturones de su uniforme, porque no llevaban bridas encima. Los gritos de Juan Andrés Benítez no eran de dolor, eran chillidos de “rabia”.

El abogado penalista José María Fuster-Fabra es el encargado de la defensa de los ocho agentes del cuerpo de Mossos d’Esquadra. Esta mañana ha declarado que, con las pruebas entregadas hoy por parte de los agentes —las dos camisas—, “queda completamente demostrado que Benítez ya sangraba cuando los Mossos d’Esquadra llegaron” al lugar de los hechos. Respecto a la botella de agua que tiraron para limpiar el charco de sangre que había en el lugar de la detención, ha explicado que fue normal que lo hiciesen, por una cuestión de “salubridad”.

Hoy, 39 días después de su asesinato, seguimos reclamando justicia para Juan Andrés.

 

Texto: Mónica Solanas
Fotos: Ramon Serra, Pedro y Jorge Lizana